Hace muchísimo tiempo, escribí acerca de los miedos que tenía por convertirme en mamá de dos. A veces creemos que es más fácil porque, no podría ser mayor al miedo de tener el primero, donde no sabes nada, donde todo es novedad. Pero, también las mamás no-primerizas tenemos miedos.
Después de haber tenido a mi segunda bebé, leí lo que había escrito para ver si mis miedos se hicieron realidad, y estoy escribiendo esto para contarles a todas esas mamás que están sintiendo algo similar, cómo termina.
- Me daba miedo cómo iba a manejar dos (o si iba a poder manejarlos): ¿Si se puede? Claro que se puede. ¿Si es fácil? No, no lo es. Sigue siendo un reto, hasta hoy. Multiplicar todo por dos, es un reto. Y, aunque no voy casi a ningún lugar sola, lo he hecho un par de veces y no es tan grave, por algo tenemos dos manos.
- Me daba miedo que mi primer hijo sufriera: Creo que nunca había sido tan consentido. Sí, ha tenido momentos de celos, le ha pegado, y probablemente sintió un cambio, pero estoy completamente segura que no sufrió. Estoy segura que es más feliz ahora que tiene alguien a quien regañar, alguien a quien molestar, alguien a quien pegarle, y en especial alguien con quien reír a carcajadas. Cuando su hermana acababa de nacer, intenté tener momentos solo para él, 30 minutos o 1 hora al día, mínimo, donde fuéramos a hacer mandados juntos, al parque, a la piscina, a donde fuera, pero los dos. Le di su lugar, y creo que eso ayudó.
- Me daba miedo que mi hijo le hiciera daño sin querer: Debo confesar que este miedo lo tengo todavía. A veces juega de forma brusca y ella todavía es pequeña, pero no queda más que estar siempre pendiente, porque así como podría pasar hoy, podría pasar mañana cuando estén más grandes.
- Me daba miedo no quererla como a mi hijo: Definitivamente esto era algo que solo estaba en mi cabeza. Desde el primer momento que tuve a mi segundo bebé en los brazos supe que ese amor es increíble, porque no se divide, se multiplica.
- Me daba miedo no tener paciencia: Ja! No creo ser la persona más paciente, y probablemente vivo siempre al borde, pero lo he logrado, he sobrevivido, y también mis hijos. Y sí, he tenido días de sentarme a llorar en el piso, así como he tenido días que terminan con carcajadas de las ocurrencias, al final, hay un balance. Y sí, he gritado, he regañado, y en serio, he llorado, pero probablemente habría hecho lo mismo con un hijo.
- Me daba miedo que naciera muy temprano por estar tan activa: Imposible no estar activa, mi bebé llegó a término, aún con el estrés y la actividad, pero, creo que la clave está en seguir teniendo cuidados en ciertas cosas, y descansar, cuando se puede, descansar.
Todos esos miedos quedaron atrás. Porque cuando menos lo creas, estás durmiendo toda la noche, tus hijos están jugando juntos, estás viviendo una vida con más de un bebé, eres feliz, y lo estás logrando.