De como la lactancia se convirtio en natural

Destacado

Amamantar.jpg

La lactancia y yo nunca fuimos amigas.  Con mi primer hijo tuvimos una relación difícil donde lo mejor era cortar por lo sano.  Con mi hija descubrí que las segundas oportunidades tienen sus retos también.

Empecé con la meta de llegar a los 6 meses, que se hizo cada vez más complicada, en especial cuando se metió entre nosotras una dieta anti reflujo de cero lácteos, sus derivados o cualquier cosa que los contuviera, cero cítricos, cero semillas, cero tomate, cero huevo, lo cual significaba no poder comer el 80% de lo que yo comía antes… Pero, a pesar de eso, lo logré.

Y celebré, celebré esos 6 meses como si fuera mi cumpleaños.  Me compré un pastel, comimos todos juntos, fue una pequeña fiesta.  Probablemente fui un poco ridícula, pero, celebramos tantas cosas en la vida, que decidí celebrar un logro que para mí era importante.  Un logro que para mí había llevado un esfuerzo totalmente antinatural.  Porque ¡es obvio! es antinatural hacer una dieta para poder amamantar.   Así que, mi pequeña fiesta familiar era lo que necesitaba para felicitarme de haber hecho algo que no creí posible.

Conté tanto los días para llegar a esos 6 meses, que cuando llegaron, no sabía si dejar de dar o seguir.  Y decidí seguir un par de semanas más.  Poco a poco fui posponiendo la fecha, y allí es donde me di cuenta, que se estaba convirtiendo en algo que era parte de mi vida.  Y a pesar de que me costó tanto, ya simplemente lo hacía.  Ya era natural.

Cuando se acabaron mis reservas de leche, empezamos con 1 tetero de fórmula al día, y debo admitir que fue difícil para mí.  Sentía que estaba fallando, a pesar de todo lo que había logrado, me costó, pero tuve que hacerlo porque no tenía otra opción.  ¿Cómo pasé de contar los días para dejar de darle, a sufrir con no darle?   Creo que fue un tema de ir definiendo metas cortas, un día más, un mes más, hasta que se convirtió en una parte de mí, tan grande, que llevo más de un año amamantando.

Nunca creí que amamantaría después de que mi hija caminara, y mucho menos que pasaría del año, no creí ser de las que respondería la pregunta ¿hasta cuándo vas a dar pecho?, porque no creí que llegaría a este punto.  Y ahora que llegué, cuando me preguntan la respuesta es «no sé» porque no es algo planeado, ni algo pensado, es algo natural.