Adaptándome a la vida de mamá trabajadora

Mama trabajadora

Mama trabajadora 2

Todavía recuerdo mis últimos días antes de salir de maternidad, tenía miedo, en especial porque iba a pasar varios meses sin goce de sueldo (que pedí adicionales a la licencia de maternidad).  El tiempo se pasó volando.  No pude extrañar el trabajo.

Y ahora, se acabó.  Me gocé a mi hijo como nunca.  Me gocé a mi bebé muchísimo.  Escribí muchísimo en el blog.  Mañanas de piscina, tardes de galletas o pasteles, y a veces hasta siestas por las tardes.  Pero, ya estoy de regreso a la realidad.  A mí realidad.

Y con todo ese regreso a la realidad viene una etapa de adaptación.  Todo el mundo te pregunta cómo vas.  Para mí, es muy pronto para saber.  Todavía me consigo chupones (pepes) o carritos en mi bolsa, todavía mi hijo llora cada vez que me voy, todavía me mandan fotos y se me llenan los ojos de lágrimas, pero honestamente, siento que me ha ido bien.  Ha sido tan diferente a mi primer regreso, que realmente no sé si todavía no he aceptado que ya volví.

Y, en estos días, me he dado cuenta de ciertas cosas:

  1. Mis pies ya no están acostumbrados a los tacones.
  2. La memoria para almacenar dosis de medicinas, lugares de escondite de juguetes, letras de las canciones de niños, ha consumido todo el espacio que había en mi cerebro.
  3. A veces cuando me hablan una palabra activa una canción de niños en mi cabeza.  Alguien dice «un día» y yo en mi cabeza estoy «Hoy es un día especial, hoy es un día especial, lo esperé todo el año y por fin está aquí».  Esto necesita parar.  Ya.
  4. Los nombres de mis hijos son lo primero que viene a mi mente al tratar de recordar el nombre de alguien, esté hablando con quien esté hablando.
  5. Realmente perdí millones de neuronas en el embarazo.  O en el parto.  O dando de comer en la madrugada.  El tema es que las perdí.
  6. Estoy mucho más consciente de cuando me ahogo en un vaso de agua.  Los problemas no son tan grandes, en casa o en la oficina, todo tiene solución.
  7. He descubierto lo que es realmente pasar horas sin ir al baño, o sin tomar agua, por no querer perder ni un segundo.
  8. Sacarme leche sola en un cuarto de lactancia no se compara con darle de comer a mi bebé.  Valoro mil veces más nuestro momento.
  9. Vivir todo el día con hambre y no comer algo cada 30 minutos, es posible.  Cosa que creía imposible cuando tenía la cocina al lado, o las galletas de mis hijos en la bolsa.
  10. Puedo subir escaleras cargando 20 libras, de la mano de un niño, con bolsa y pañalera, pero subir escaleras con tacones, bolsa, computadora y sacaleches me hace sentir como si corrí 5K (o más).
  11. Mi tiempo vale oro.  El tiempo para platicar con la gente del trabajo es cada vez menor, el tiempo para los amigos es cada vez menor, el tiempo para el celular es cada vez menor, porque ahora mi familia y mi trabajo son los dueños del mismo.
  12. Una foto de tus hijos sonriendo puede hacerte llorar, una foto de tus hijos comiendo puede hacerte llorar, una foto de tus hijos llorando puede hacerte llorar también.
  13. Cuando alguien te pregunta por tus hijos inmediatamente le muestras mil fotos en el celular, a pesar de que no te pidieron verlo.  Sí, soy esa mamá orgullosa.
  14. No hay nada como la sonrisa de felicidad cuando te ven cruzar por la puerta.
  15. Lo que extraño más de mis hijos no son las cosas más grandes, sino las más pequeñas, la hora de almuerzo, el tetero de la tarde, y hasta las locuras de las mañanas.
  16. Es más divertido arreglarme en las mañanas con una película de niños en el fondo.
  17. Soy capaz de hacer millones de cosas en el día, mientras no pare, no me siento cansada.
  18. Aunque crea que nunca he estado tan cansada, siempre es posible estar un poco más.   Créeme.

Nunca dejará de ser difícil dejar a tus hijos en casa.  Nunca.  Pero, cada día presto más atención a las mamás que admiro y todos los días dejan a sus hijos en casa para ir a trabajar, verlas hace todo más fácil.  Si ellas pueden ser increíbles mamás, yo puedo también.  Así que a ti mamá trabajadora, te pido que no te rindas, porque aunque no lo sepas, lo más seguro es que tú seas para alguien: inspiración.